Porque tú, oh Señor, me has alegrado con tus obras,
cantaré con gozo ante las obras de tus manos. (LBLA) Salmo 92:4
El Hanami es una antigua tradición japonesa que consiste en tomarse un tiempo durante finales del mes de marzo y todo el mes de abril para apreciar la belleza de la flor de cerezo. Con la llegada de la primavera en Japón, los cerezos en flor llamados "Sakura" florecen y los japoneses según esta tradición disfrutan de paseos y comidas al aire libre en los jardines, parques y plazas donde encuentra esta hermosa flor.
El Hanami es esperado por los japoneses desde el mismo
momento en que acaba el Hanami anterior -dado que dura muy poco-, porque les
permite olvidarse de todas aquellas estrictas obligaciones y formalidades que
deben soportar en su rutina diaria, y ofrecer lo mejor de sí mismos:
amabilidad, simpatía, orden, y sobre todo el disfrute de los detalles más
mínimos de la vida.
El salmista ofrece la
posibilidad de ver el obrar de Dios mediante la quietud y contemplación. ¿Cuánto
nos perdemos del aquí y el ahora? Perdemos oportunidades valiosas de saborear
la belleza de pequeñas cosas por enredarnos en nuestra cotidianidad o
paradigmas. Ojalá hiciéramos hanamis continuos, que nos harán estar agradecidos
del portentoso obrar de Señor y valorar cada instante de nuestra frágil y corta
vida.